La Trata de Personas con Fines de Explotación Sexual

La Trata de Personas con Fines de Explotación Sexual

La trata es solo la cara más despiadada y la línea que separa a la prostitución ilegal (trata) para proteger a la prostitución legal y el proxenetismo. Pero ambas son caras de la misma moneda. 

La trata de personas atenta frontalmente contra la dignidad y los derechos humanos. Y, según la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), en el mundo contemporáneo, la trata de personas con fines de explotación sexual es, con diferencia, la forma de trata detectada con más frecuencia.

El delito de trata de seres humanos se encuentra tipificado en el art. 177 bis del Código Penal español vigente.

El delito de trata de seres humanos con fines de explotación sexual, incluida la pornografía constituye en España más del 86% de toda la trata, según un informe de la Fiscalía de Extranjería que concluye que en España existe un alto índice de trata sexual y que «se esclavizan mujeres procedentes de prácticamente todas las partes del planeta”, .añadiendo  que desde 2012 han sido identificadas en España víctimas de más de 60 países, siendo lo más comunes Nigeria, Rusia, Rumanía, Bulgaria, Ucrania, China, Paraguay y Colombia.

Igualmente, el detallado Informe del Defensor del pueblo español del año 2012 (La trata de seres humanos en España: víctimas invisibles), señala que España es un destino recurrente para las víctimas de trata con fines de explotación sexual.

A las mujeres se les considera un objeto, algo que puede ser usado, vendido, comprado, intercambiado, y por tanto, descartado; uso, venta, compra, intercambio y descarte que además siempre es realizado por los hombres, aquellos quienes se encuentran en condición de poder, frente a estas mujeres y que acreditan su propiedad, por ejemplo: esposo, padre, hermanos, jefe, o cualquier otro hombre ante el cual las mujeres se encuentren en situación de subordinación o dependencia.

Así pues, la trata con fines de explotación sexual es una forma de violencia contra las mujeres, la cual se ejerce en el contexto de una sociedad donde su valor se encuentra determinado por su corporeidad, su sexualidad y su genitalidad, la cual se considera que siempre debe estar disponible para los deseos y demandas del patriarcado. A las mujeres se les considera un objeto, algo que puede ser usado, vendido, comprado, intercambiado, y por tanto, descartado; uso, venta, compra, intercambio y descarte que además siempre es realizado por los hombres, aquellos quienes se encuentran en condición de poder, frente a estas mujeres y que acreditan su propiedad, por ejemplo: esposo, padre, hermanos, jefe, o cualquier otro hombre ante el cual las mujeres se encuentren en situación de subordinación o dependencia.

La trata es solo la cara más despiadada y la línea que separa a la prostitución ilegal (trata) para proteger a la prostitución legal y el proxenetismo. Pero ambas son caras de la misma moneda.  Dice  Rosa Cobo (La prostitución en el corazón del capitalismo) que entre prostitución y trata existe una relación de mutua dependencia. La trata es un fenómeno social que crece en el interior de la ideología misógina y patriarcal.  La trata de mujeres para abastecer la prostitución tiene una historia muy larga, y se basa en que la industria del sexo no puede abastecer la demanda creciente de mujeres para la prostitución si no se organizan redes y circuitos por los que circulan mujeres expulsadas de países con altas tasas de paro, con economías débiles y con altos niveles de pobreza hacia países de Europa occidental, norte de América y Asia para abastecer el mercado del sexo. El crecimiento de la trata no se puede desligar de los procesos económicos capitalistas. Según estimaciones de Naciones Unidas, el negocio de la trata alcanza los 31.000 millones de dólares.

Sin prostitución no hay trata y sin puteros no hay trata ni prostitución. La erradicación de lo  uno y de lo otro están como asuntos prioritarios en la agenda feminista.

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